La intención de abordar el análisis epistemológico del Trabajo Social no es nueva. En 1983, Boris
Lima (a la fecha profesor de la Universidad Central de Venezuela) publicó la tercera edición del
libro que –precisamente– tituló Epistemología del Trabajo Social. En el prefacio explica que en el
transcurso de dos décadas de labor profesional fue tomando conciencia del vacío que existía en
torno a la explicitación del sustento científico del Trabajo Social. Para dilucidar ese vacío se fue
internando en el ámbito de la epistemología en busca de una fundamentación que confiriera
«razón de ser» a la disciplina. Reparemos que la expresión «disciplina» que emplea este autor
constituye –en sí misma– una apuesta que hay que fundamentar (1)
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